Aprender unos de otros, latinoamericanos y europeos, es uno
de los grandes retos del Coloquio "Libertad de Expresión y Derecho al
Olvido", que celebró en París la Sociedad de la Información de América
Latina (Certal), con panelistas de España, Chile, Uruguay, Paraguay, Argentina
y Francia.
Políticos y excelentes conocedores de los medios como el
candidato a la presidencial chilena de 2017 Marco Enríquez-Ominami
intervinieron junto al presidente del Grupo U y presidente ejecutivo de la
Certal, el uruguayo Pablo Scotellaro, o juristas como la española Cristina
Hernández-Martí Pérez.
Tomaron igualmente la palabra senadores, politólogos,
profesores, altos cargos y responsables de grupos como el público France Médias
Monde, gestor de la radio RFI, la emisora universalista en árabe Monte Carlo
Doualiya y la cadena trilingüe de información continúa FRANCE 24 -que prepara
para 2017 un canal en español.
En el último momento, se sumó a la amplia veintena de
ponentes el panameño Humberto García, secretario general de la Organización de
Asociaciones y Empresas de Televisión Paga de Iberoamérica (Tepal).
Juntos intentaron avanzar entre otras en la delicada
cuestión del olvido, de sus límites y su presión contra otros derechos como el
de la libertad de expresión, la memoria, la intimidad o el honor.
"Aprender todos de todos, este es el quid de la
reunión", ahora que las herramientas tecnológicas nos lo permiten",
establecer "algunos parámetros para empezar a entender ese fenómeno"
y acercar mucho más América y Europa, resaltó Scotellaro.
"Normalmente, Europa va a la cabeza en estos
temas", corroboró Hernández, abogada española especializada en propiedad
intelectual e industrial, al margen del coloquio organizado en la Escuela
Nacional de Administración (ENA), en el marco de la III Semana de América
Latina y el Caribe de París.
Como ejemplo recurrente surgió el drama del ciudadano medio
afectado por difamaciones reproducidas insistentemente en la red; o que cometió
un delito hace 20 años actualizado ahora de manera sistemática por potentes
buscadores como Google, que Europa empieza a domesticar, pero que fuera no
acepta normas, ni peticiones ajenas.
En el otro extremo figuran casos como el político
efectivamente corrupto, que borra su fastidioso pasado con todos los medios a
su alcance. Algo que concierne a la justicia en general, apuntó el presidente
del Grupo U, seguro de que "lo peor es la sensación de no hacer
nada", pues "cada granito de arena construye la playa".
"Al final, subrayó Hernández, el derecho al olvido es
el tradicional derecho a la cancelación y oposición", contemplado ya en la
Directiva europea de 1995, que una sentencia europea de 2014 adaptó al mundo
digital, y que ahora protege un nuevo reglamento, vinculante para todos los
países de la UE a partir de 2018.
De acuerdo con el subcomandante Marcos de que "no hay
revolución sin televisión", Enríquez-Ominami, recordó en la conferencia
magistral del día que pese a ser una industria en crisis en América Latina, el
consumo medio de TV es de más de tres horas al día.
"Todos los liderazgos políticos del continente en los
últimos 20 años han nacido en televisión", o han tenido éxito o han muerto
en ella, recalcó el también director de canales y productor, que ultima ahora
un documental sobre los deseos de autonomía en la Isla de Pascua, territorio
chileno en Polinesia.
"Desde que llegó la televisión a América Latina, fuimos
secuestrados, pues uno veía lo que podía ver, no lo que quería ver", ya
que las concesiones televisivas se entregaron de manera muy paranoica, para
mayor control de la población, a instituciones como universidades católicas y
centros de estudios, denunció.
Por eso, para Chile, donde los bancos son dueños de canales
de televisión, radios y diarios, propone en su programa "un giro único: el
que quiera tener medios y ganar dinero que haga medios, pero no puede tener
medios y además bancos".
Del "complejísimo" derecho al olvido, consideró
que es "un debate todavía muy incipiente" en América Latina que él
piensa explorar, denunció los abusos de Google "más allá del derecho
mundial", y lamentó que se pueda destruir la vida de alguien con rumores.
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